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Córdoba en otoño: Villa General Belgrano y Cañada del Río Pinto




La villa ubicada en el Valle de Calamuchita es un lugar para el descanso y degustación de comida centroeuropea. A 85 km de la capital.



Por LaVoz del Interior

Con un estilo pintoresco, la Villa General Belgrano es todo un ícono que caracteriza al Valle de Calamuchita.

A unos 90 kilómetros de la capital de Córdoba, este destino se ha ganado un lugar en el mapa de muchos cordobeses, de visitantes de otras provincias y también de turistas extranjeros.

El centro, marcado por la arquitectura alpina y con la madera como protagonista, es el punto clave de la ciudad. Tanto en los días de calor como en los de frío, las mesas de los bares y restaurantes están ocupadas por turistas que acuden a la Villa en búsqueda de la típica gastronomía centroeuropea (con el goulash y las salchichas a la cabeza), de la cerveza artesanal o de una rica merienda con tortas y chocolate.

Los espacios comunes de la localidad están muy bien conservados, y las flores de colores que los caracterizan adornan las fotos de los turistas.

La calle San Martín es la más popular, e íconos como el barril de la Oktoberfest, el edificio del Museo Histórico y el Centro Cultural Villa General Belgrano, no pueden dejar de visitarse.

Con una marcada influencia centroeuropea, la Villa es el epicentro de la popular Oktoberfest o Fiesta Nacional de la Cerveza, una celebración en torno a esta bebida y a expresiones culturales típicas.

En las últimas ediciones, el encuentro apostó por la sustentabilidad, y el año pasado se desarrolló en ese marco un congreso para fortalecer la producción artesanal de cerveza.

Por su parte, la Fiesta de la Masa Vienesa y la Fiesta del Chocolate Alpino son otras fechas clave en el calendario turístico del destino.

En ese marco, vale destacar que muchos viajeros que se hospedan en localidades cercanas contemplan una escapada a Villa General Belgrano, y que no hace falta que sea fin de semana largo para que la gente elija destinar unos días de descanso en este rincón de las Sierras.

En el lugar se destaca la Iglesia del Sagrado Corazón, del siglo XVIII, y unos viejos galpones donde se acopiaba el tabaco que se producía allí

La comuna de Ischilín alberga al sureste una pequeña localidad muy interesante para visitar: Cañada del Río Pinto. A unos 85 kilómetros de Córdoba capital, este destino es un lugar ideal para hacer una pausa rodeado de vegetación autóctona.

Unos kilómetros más al sur y la localidad hubiera sido parte de las Sierras Chicas, pero su cercanía con el pueblo de Sarmiento determina su ubicación en la región Norte.

Este paraje serrano se encuentra aledaño al río Pinto -cuyo nombre remite al apellido de una familia que se estableció en la zona hace tres siglos-, un cauce de agua que discurre en las épocas húmedas, que desciende desde las serranías con destino a la cuenca de la laguna de Mar Chiquita y que es perfecto para disfrutar los últimos días de calor que regala el otoño.

Colonial y tradicional

Mientras tanto, el pueblo parece pertenecer a otro tiempo, y resguarda con extremo cuidado la tranquilidad y la frescura que brinda el entorno.

La palabra “pintoresco” le queda chica a este enclave, enmarcado por calles estrechas, negocios de productos regionales y artesanías y caseríos antiguos dispersos a lo largo de un camino de tierra.

Por aquí se pueden apreciar bellos campos, con las sierras de fondo y un montón de flores silvestres. Para enamorarse aún más de este sitio, basta con saber que la cordialidad de los lugareños se percibe con sólo recibir su saludo y que la paz abunda entre chañares, algarrobos y quebrachos, un marco perfecto para caminatas, cabalgatas o paseos en bicicleta.

En este paisaje rural destaca por su color y su altura la iglesia del Sagrado Corazón, del siglo XVIII, y unos viejos galpones de ladrillo donde tiempo atrás se acopiaba el tabaco que se sembraba en la región.

¿Otro punto referencial? La Esquina, bar y despensa, una típica pulpería con antiguos carteles de gaseosa y pizarrones con ofertas de picadas.

Paseo extra

Desde Cañada del Río Pinto, pasando por un camino de álamos, es posible llegar hasta la estancia La Verde, que se encuentra dentro del Camino Real, inmersa en un campo serrano con chacras y potreros internos.

Este edificio, al mejor estilo de las villas renacentistas y de blanca arquitectura, posee un tajamar que dota de agua a los sembradíos, mientras los eucaliptos decoran su casco. Aquí el tiempo transcurre a otro ritmo y el paisaje regala una postal imperdible entre frutales y acequias. 


Fuente: Los Andes