OlavarrÃa, nuevo destino de turismo serrano
Con las Sierras Bayas como telón de fondo, OlavarrÃa y los pueblos rurales fundados por inmigrantes europeos proponen un recorrido por sitios históricos, museos, canteras y parques.
El pulso cotidiano de Olavarría sugiere un cuadro recargado de imágenes siempre cambiantes, que parece moverse al ritmo frenético de la actividad comercial apropiada de las calles céntricas. En ese primer impacto visual que entrega la ciudad, el entorno rural -donde sobresalen los cráteres perforados por las canteras y las formas oscilantes de la serranía de Tandilia- permanece al margen, como un detalle menor en un horizonte lejano, fijado en la amplia escenografía de la llanura bonaerense.
Es preciso caminar el casco urbano con la mirada atenta para indagar la epopeya de los pioneros debajo de cada piedra que sustenta los cimientos y terminar de entender que Olavarría, las colonias de su periferia y el ondulado relieve de las Sierras Bayas son las partes inseparables de una sola pieza, firmemente posada sobre el suelo cristalizado en la era Precámbrica, hace más de dos mil millones de años. Aquí se proponen diez circuitos posibles que recorren algunos atractivos de Olavarría y revelan el perfil menos difundido del sistema de sierras que emerge en el centro de la llanura pampeana.
1. CENTRO HISTÓRICO
​Desde la esquina de Belgrano y Rivadavia hasta la vereda de Vicente López, el paseo peatonal Jesús Mendía es adornado por los detalles neoclásicos, el ostentoso techo de tejas francesas y la escalera de mármol de Carrara del Palacio Municipal y las torres-campanario de la capilla San José. La arquitectura de estilo clásico romántico de la fachada del templo contrasta con las líneas modernas del interior, reflejadas en tres semicúpulas con ladrillo a la vista y gruesas columnas de hormigón. E
n medio de esa atmósfera decididamente despojada resaltan los colores encendidos del gigantesco vitral “Cristo triunfante”, donado por la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat, que reúne los tres pilares de Olavarría: agricultura, ganadería e industria.
Enfrente, del lado opuesto de la plaza Coronel José de Olavarría, dos momentos históricos guardados en la memoria popular sobrevuelan el edificio de La París. Entre las antiguas paredes del bar resuena la voz de Carlos Gardel -que en 1933 brindó un recital en el entonces cine París- y permanece el eco de los lejanos tiempos del almacén de ramos generales de Ángel Mora.
En el siglo XIX, cuando el poblado en ciernes estaba a expensas de los malones de los pobladores originarios, el comerciante español ofrecía refugio en su boliche de campo a tehuelches y mapuches corridos por el avance de la Conquista del Desierto.
Otras historias urbanas -menos trágicas- logró recuperar Vilma Urdangarín en su libro con textos y fotos guardado como preciado diamante en el café Vega, heredero del almacén de ramos generales fundado en 1902, salvado de la demolición hace una década y reabierto en 2016. Un cálido ambiente que sugiere una escala para charlar durante horas -café mediante- en la esquina de Vicente López y Coronel Suárez.
2. MUSEO EMILIOZZI
​La contagiosa pasión de los olavarrienses por el automovilismo reconoce en los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi como sus representantes más idóneos. Su taller y concesionario se transformó en uno de los lugares de interés más convocantes desde que en 2013 fuera restaurado como museo.
“Así como entre las décadas del 40 y del 60 centenares de vecinos y fanáticos de los fierros se acercaban para ver trabajar a los dos pilotos a la par de sus mecánicos -apenas separados de la gente por una soga-, hoy el público tiene la posibilidad de admirar la célebre Galera Ford de 1939 (ganadora de 42 carreras de Turismo Carretera en cuatro años), las herramientas fabricadas artesanalmente por los propios Emiliozzi y el motor con válvulas a la cabeza que inventaron y despertó la curiosidad de los expertos d ela fábrica Ford de Detroit, Estados Unidos”, cuenta Susana Martínez, desbordada por una genuina expresión de orgullo que la empuja hasta las lágrimas.
A su alrededor, las vitrinas exhiben una nutrida colección de cascos, trofeos, fotos, notas periodísticas y piezas mecánicas.
3. COSTANERA
Las vueltas del arroyo Tapalqué recortan la ciudad con una viboreante franja verde, atravesada por los siete puentes colgantes que instalaron los vecinos a fines del siglo XIX. A ese resguardo de aire puro, melodías y aromas naturales acuden masivamente los olavarrienses cuando el atardecer propone un rato de relax incomparable.
Algunos esperan la caída del sol a puro mate y charla desde las barrancas costeras. Otros eligen caminar o pedalear por las bicisendas trazadas entre el centenar de especies de árboles de los parques Helios Eseverri y Cerrito y hay quienes prefieren vibrar con los ritmos pegadizos de la murga Arrebatando Lágrimas, que ensaya sus espectáculos con el arroyo y sus puentes como pintoresco decorado natural.
4. LOMA NEGRA
La primera vista nítida de la serranía asoma por detrás del cruce de la ruta 51, en el camino de 15 kilómetros de Olavarría a Loma Negra. Junto a la hilera de cerros se empiezan a vislumbrar las sencillas construcciones de las villas mineras, levantadas al borde de las profundas cavas que exponen a cielo abierto los materiales sedimentarios depositados por el mar en el subsuelo. Obreros de más de veinte nacionalidades poblaban las casitas uniformes de estilo inglés que permanecen en pie en Loma Negra, como testimonios de una rutina fabril bastante más intensa.
La fábrica dio sus primeros pasos en 1926. Veintiún años después, afianzada como un poblado autónomo en condiciones de proveer todos los servicios básicos a sus empleados, fue la base fundacional de Villa Alfredo Fortabat. Desde 1939, el promisorio pueblo calero contó con el segundo jardín de infantes de la provincia de Buenos Aires. En sus aulas, Lucía Quantín de Brie se desvivía para enseñar el idioma español e impartir clases de bordado, piano y Educación Física.
Esos recuerdos cargados de nostalgia sobrevuelan la casa, que actualmente alberga las salas del Museo Hogar Municipal Loma Negra. Sandra Areco, decidida a recuperar el archivo de todo el personal que pasó por Loma Negra, encontró una motivación extra para alcanzar su objetivo, cuando inesperadamente se topó con datos sobre su bisabuelo italiano -contratado por la fábrica en 1928 como parquero-, el abuelo paterno, un hermano y el padre metalúrgico, un jubilado de 84 años que se vale de su prodigiosa memoria para ayudarla.
5. MIRADOR DE LA CALERA
El camino de ripio de 2 km que une Loma Negra con la fábrica Avellaneda despide una nube de polvo sobre un reparador monte de álamos, acacias y eucaliptos. Las instalaciones de la cementera conforman una gigantesca reliquia que se sostiene sobre un campo en desnivel de la pampa húmeda. Pese a los vaivenes políticos y económicos padecidos durante décadas por el país y replicados puntualmente en estas latitudes, sigue activa desde su fundación en 1921 por iniciativa del visionario alemán Carlos von Bernard. El Mirador diseñado para los visitantes permite apreciar desde una perspectiva privilegiada los efectos de las voladuras en la enorme cava en la cantera La Cabaña.
Los rayos del sol chocan de lleno con la base de granito y disparan sus brillos contra el paredón cortado al ras. Las franjas anaranjadas y marrones irradian las tonalidades más vivaces, aunque también resaltan las manchas rojizas de la arcilla y hasta la capa negra-grisácea de la caliza. A lo largo de sus fatigosas jornadas, los trabajadores dedicados a separar minerales descubrieron -sin habérselo propuesto- fósiles de animales prehistóricos, como perezosos extinguidos de 3 a 5 millones de años atrás, gliptodones, pecaríes y un ejemplar de marsupial diente de sable.
6. SIERRA CHICA
El manto verde esmeralda de una laguna quieta, en la que esporádicamente se dejan ver patos y golondrinas, sorprende en el camino de acceso a Sierra Chica. Bloques de granito se agigantan sobre la banquina y otorgan diferentes miradores del enorme depósito de aguas subterráneas y de lluvia en que se transformó la cantera La Chocha, hoy en desuso. Más adelante, donde la secuencia de fábricas de granito rojo condice con el intenso tránsito de camiones que acarrean la piedra a granel en volquetes, el Parque Municipal La Hormiga otorga un lugar para reposar y hacer trekking a través de senderos que suben y bajan por la serranía.
El espacio verde, creado en la parte más alta del pueblo, es un respiro necesario entre los montículos de piedra partida, arena granítica y pedregullo de las moliendas. Las huellas de los primeros picapedreros italianos se rescatan en el Monumento al Martello y en la calle principal Vezza Doglio (tierra natal del pionero Juan Gregorini) y se pierden de a poco en el deteriorado Museo de la Piedra Emma Occhi.
7. COLONIA HINOJO
La Ley de Inmigración y Colonización, sancionada en 1876 por el presidente Nicolás Avellaneda, empujó a un puñado de familias de alemanes del Volga a abandonar las duras condiciones de la estepa rusa por la inabarcable pampa húmeda. La actividad agrícola avizoraba un futuro prometedor y echaron raíces en un valle próspero al pie de la serranía, donde fundaron Colonia Hinojo, el primer asentamiento de alemanes en el país. Esa epopeya es revivida por los 1.400 habitantes cada 25 de marzo, cuando celebran la tradicional Kreppelfest. “todo lo que ofrezco en nuestra fiesta mayor lo preparo yo misma, desde los budines hasta la salchicha alemana con chucrut, el pan alemán y la kreppel (torta frita)”, deja en claro la reconocida chef local Graciela Heim.
Enfrente de la plaza Sarmiento, junto al altar mayor de la iglesia De la Santísima Trinidad (construida en 1886), el brillo de los ocho vitrales con inscripciones en alemán gótico -donados por familias del pueblo- se replica en el rostro de Norma Schwindt, integrante de un conjunto de danzas típicas, miembro de la Sociedad Germana de Fomento y de la Comisión Parroquial.
Todos los días a las 12 en punto, cada vez que hay que convocar a misa a los fieles y para anunciar el fallecimiento de un vecino, Norma se ocupa con Teresa Beratz de tocar las campanas. Así, con sencillez, la mujer honra la memoria de su tatarabuelo Jacobo Schwindt, parte del contingente de nueve familias y tres solteros llegados de la aldea Kamenka, a orillas del río Volga, en Rusia. Fueron los esforzados adelantados que pusieron los cimientos de Colonia Santa María de Hinojo en 1878. Norma Schwindt termina de recordar hasta el último detalle de esa epopeya, cierra las puertas de la iglesia y se despide montada a su bicicleta con un escueto “auf wiedersehn”.
8. HINOJO
El tren había llegado por primera vez al andén construido a 2 km de la Colonia en 1883, cuatro años antes de que el inmigrante genovés Ángel Bardi fundara Hinojo alrededor de la parada ferroviaria. Si bien el museo del pueblo fue acondicionado en la centenaria estación, hay decenas de construcciones -algunas en ruinas- que reflejan el lugar fundacional que ocupó Hinojo entre las colonias agrícolas y mineras de Olavarría.
Aquí se establecieron el primer almacén de ramos generales de la zona, el primer telégrafo, la primera fábrica de ladrillos, el primer registro civil y la primera biblioteca del partido, creada en 1909 con muebles fabricados por los presos de Sierra Chica.
9. SIERRAS BAYAS
Por un camino pavimentado que se desprende de la ruta 226, la antesala del pueblo Sierras Bayas no podría ser más atractiva. Uno por uno, la guía Andrea Istillarte señala cada detalle que salta a la vista a los dos costados. Luego de un excitante sube y baja surge la silueta cónica del cerro Largo a la izquierda, mientras del otro lado se afianza la figura estilizada del cerro Matilde Catriel. Enseguida, los visitantes son cortejados con delicadeza por gruesos manojos de retama encendidos por sus flores amarillas y una muralla de piedra cuarcita erguida en la banquina. Más atrás resiste el paso del tiempo la primera fábrica de cemento Portland de Sudamérica. La vista de las instalaciones de la planta se agiganta aún más desde la cima del cerro Aguirre, al que se accede pisando trozos de cuarcita y esquivando enormes piedras sueltas, por un angosto sendero que avanza por el pastizal de la ladera.
Rumbo al corazón del pueblo donde nació, Cecilia Alves recomienda transitar la avenida Centenario. Parece ser la sugerencia más atinada: junto a la calle principal relucen las aguas de la cantera Alfonso Otto Aust, teñidas de turquesa por las algas y enmarcadas por franjas de arcilla roja, el material que aprovechan los fabricantes de tejas y piezas de cerámica. En el centro cultural y museo de sitio La Calera 1888, Alvez rememora los lejanos tiempos de esplendor, cuando una multitud de mineros, equipados con martillos con martelina, cinceles y marrones, se dedicaba a moldear la piedra y construir sus galiotas (carretas de dos ruedas) para cargar el material hasta la boca de los hornos de cal. Las fotos exhibidas en una sala reseñan la historia minera local. Desde afuera, los trinos de benteveos, zorzales, horneros y calandrias ahogan el llamado de Cecilia, que invita a recorrer una muestra de maquinaria, herramientas y tallas en granito rojo, dolomita y caliza.
10. COLONIA SAN MIGUEL
Es hora de siesta en Colonia San Miguel y a lo largo de la avenida 25 de Mayo sólo se mueven suavemente las hojas de las palmeras enanas que decoran el bulevar. Camiones inmóviles ocultan las paredes de piedra y barro del salón de té y bodegón Casa de Piedra, atendido por Andrea Hess, creadora de la primera academia de danzas alemanas del Volga. La casa de la bailarina más famosa del pueblo es un acabado modelo de una vivienda tradicional, aunque la casa típica por excelencia ostenta sus banderas de Alemania en la vereda opuesta, donde se extiende el parral de 1895 del museo Miguel Stoessel Müller. Las salas exhiben herramientas y objetos familiares donados por los vecinos. Al fondo, al pie de los eucaliptos, se despliega el Patio de Maquinaria Agrícola de 1900 a 1940. Un soplo de aire fresco emana de ese bosque de sombras largas y profundos silencios, un sereno matiz de Olavarría, a salvo del potente fulgor del sol posado sobre la serranía.
La buena mesa
Las colonias fundadas por inmigrantes alemanes del Volga alrededor de Olavarría se preparan para celebrar la Kreppelfest el 25 de marzo en Colonia Hinojo. Este encuentro popular se realiza anualmente con el propósito de exhibir las tradiciones introducidas por esos pioneros. Entre otras manifestaciones, el público tiene la posibilidad de apreciar danzas, canciones y la amplia variedad de platos típicos, encabezados por el kreppel, una especie de torta frita preparada con leche, harina, bicarbonato, azúcar, huevos, crema y grasa. Una vez fritos se espolvorean con azúcar y luego son untados con miel o alguna mermelada.
Las diferentes delicias regionales se pueden degustar durante todo el año la casa de té y tortas de Graciela Heim, experta en la elaboración artesanal de especialidades centroeuropeas, aunque también proclive a la combinación con otros sabores de Europa y el aporte de la gastronomía criolla. Así, el menú de Lo de Graciela abarca desde un exquisito pan alemán hasta la torta negra galesa -creada en el Valle Inferior del río Chubut a fines del siglo XIX-, torta suiza de manzana, coliflor con salsa blanca, torta de zanahoria, cheesecake con salsa de frambuesa, pan con chicharrón, torta húmeda de chocolate con merengue italiano o crema chantilly, salchicha alemana con chucrut, puré y ensalada rusa, quesito de cerdo, la morcilla blanca leberwurst (también conocida como paté alemán) y el renombrado strudel de manzana, una masa de hojaldre que contiene cinco manzanas peladas y cortadas en cubos con jugo de limón, azúcar, canela, vainilla, pasas de uva, huevo, leche y azúcar impalpable.
El fuerte apego a las tradiciones ancestrales que se respira en Colonia Hinojo se replica con matices en todo el circuito de pueblos rurales. En cualquiera de esas centenarias localidades (como Colonia Nievas, donde funcionan el espacio cultural Rancho Corrales de Nievas y la casa de té Lo de Pedro, o Colonia San Miguel, famosa por los platos magníficamente servidos del salón de té Casa de Piedra) es posible deleitar el paladar con esos sabores intensos y hasta encontrar a quien sepa de memoria las recetas del koch käse o faul käse (a base de ricota casera, de campo), el sauer kummer (pepinos en vinagre), rabanitos en vinagre, el pollo a la marinera, los wickeln kleis o bidis kleis, la tarta de pollo rellena, el delicioso pan dulce fülssen.
Miniguía
Cómo llegar. Desde Buenos Aires hasta Olavarría son 356 kilómetros por Riccheri, Autopista a Cañuelas, ruta 3 hasta Azul y ruta 226; cinco peajes
Bus semicama Cóndor Estrella o Plusmar desde Retiro o desde Liniers (5 hs. 30’ a 6 hs.) Pullman General Belgrano (6 hs. 40’)
Tren Ferrobaires desde Constitución hasta Olavarría (lunes, miércoles y viernes a las 19.50; tarda siete horas y regresa los mismos días a la 1)
Remís Mega para 4 personas desde la Terminal de micros o la estación de tren hasta el centro, (02284- 445-600).
Colectivo Ola Bus (líneas 509, 510 y 514) desde la Terminal de Olavarría hasta Sierras Bayas; hasta Colonia Hinojo; hasta Sierra Chica; hasta Colonia San Miguel
Dónde alojarse. En Olavarría, hotel Santa Rosa: habitación doble con desayuno, cochera, gimnasio, wi-fi, gimnasio, TV cable y caja de seguridad, pileta, golf, canotaje y otras actividades en el club Estudiantes; (02284- 440-810 / info@hotelsantarosa.com / www.hotelsantarosa.com).
Camping Ecoterra: (02284- 15688614 / eco terra.camping@gmail.com).
En Colonia San Miguel, cabañas Casa de Piedra: para cuatro personas con DirecTV, wi-fi, pileta, metegol, cocina, microondas, vajilla, heladera, parrilla y ropa blanca, (02284- 15507312 / 02284- 15688844 / hessan drea6@gmail.com).
Cabaña y habitaciones El Ensueño: DirecTV, wi-fi, heladera, freezer, microonda, ropa de cama, cochera y pileta (02284- 15571779 / quincho.elensuenio@gmail.com).
En Sierras Bayas, cabañas Rincón Soñado: desayuno, pileta, parrilla, cocina, heladera, microondas, TV cable y vajilla; (02284- 15679325 / info@rinconsoniadosb.com. ar / www.rinconsoniadosb.com.ar).
Hostería La Posada: (02284- 492-979 / 02284- 15635450).
En Colonia Hinojo, cabañas Pucón Pai: para dos personas con aire acondicionado, heladera, microondas, DirecTV, wi-fi, desayuno, pileta, parrilla y cochera, (02284- 15655828 / puconpai@gmail.com).
En Colonia Nievas, dormy Lo de Cataldo: para dos personas con desayuno, pileta, bicicletas, cochera cubierta, jardín, libros, vajilla, parrilla, sábanas y microondas, (02281- 15400810 / turismope dro@yahoo.com).
Cuánto cuesta. Entrada a los museos de Olavarría y alrededores, gratis.
Entrada al bioparque. En enero abre los viernes, sábados y domingos desde las 10 hasta el anochecer y sólo se paga el acceso los fines de semana (www.lamaxi ma.olavarria.gov.ar).
Recorrido histórico “La Calera 1888” (1 h. 30’), (02284- 15471056 / 02284- 490-088 / lacalera1888 @hotmail.com).
Circuito guiado de tres días y dos noches por Olavarría, Loma Negra y colonias de alemanes del Volga, (02284- 441-593 / 02284- 15479247 / andreaistillarte@gmail.com).
City tour y visita a Loma Negra con el remís Mega desde el centro de Olavarría; excursión hasta Colonia Hinojo, Sierras Bayas, Sierra Chica y Colonia San Miguel, $ 200 (02284- 155 85200 / 02284- 15453626).
Dónde informarse. En la ciudad de Buenos Aires, Casa de la Pcia. de Bs. As.: Callao 237, t. 5300-9523.
En Olavarría, (02284) 480-023/420-330.
En Sierras Bayas, (02284) 492-585.
turismo@olavarria.gov.ar
turismo.sierrasbayas@olavarria.gov.ar
Fuente: CLARIN.COM