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Bariloche, un lugar para vivir y soñar




Los Andes Turismo participó de un tour para periodistas por el sitio internacional de la Patagonia argentina. Hotel Llao Llao, su historia.



“¿Ya habían estado en Bariloche?” pregunta la guía de turismo Karen Seding, una mujer rubia de ojos claros que supera los 40 años. El grupo, de unas diez personas, responde sí casi al unísono.

Y es que Bariloche es un destino argentino por antonomasia. Ya sea para viajeros extranjeros o nacionales. En viaje de egresados, en escapada lujosa, en plan de pesca, gastronomía o mochila. Para esquiar en invierno o disfrutar de su privilegiado verano.

A los viajeros les sobran las razones para visitar (o haber visitado) este paraje patagónico. Sin embargo, lejos de reducir opciones, Bariloche suma propuestas para vivir este destino los doce meses del año.

Como si se tratara de una ecuación perfecta, la fórmula que define el éxito de este destino patagónico puede reducirse a tres elementos: San Carlos de Bariloche, el Parque Nacional Nahuel Huapi y el hotel Llao Llao. Esta santísima trinidad del sur operó como pilar fundacional de este aclamado destino.

La historia se remonta a 1934; en ese entonces la zona andina de la Patagonia era un territorio todavía virgen y despoblado. Ese año, sin embargo, se sancionó la Ley de Parques Nacionales y, posteriormente, se creó el Parque Nacional Nahuel Huapi. Comenzaba a forjarse el futuro de Bariloche.

No habían pasado dos meses de sancionada la ley cuando Exequiel Bustillo, primer Presidente de la Administración de Parques Nacionales, empezó a buscar el lugar perfecto para construir el hotel que imaginaba en sus sueños.

Lo encontró en la colina ubicada entre los lagos Nahuel Huapi y Moreno. Una postal de 360º. La visión de Bustillo fue clave para hacer de este lugar el destino turístico que se conoce hoy.


Este abogado nacido en una familia argentina aristocrática consideraba que parques nacionales y turismo eran conceptos íntimamente relacionados.

En aquel entonces sólo dos países de América ostentaban este tipo de parques: EEUU y Canadá. Argentina se convirtió en el tercero de la región con estas áreas territoriales protegidas y Bustillo se basó en los países del norte para llevar a cabo su plan.

Nace la leyenda

Tras la elección del territorio para construir el hotel, se lanzó el concurso del proyecto. Lo ganó el arquitecto Alejandro Bustillo, hermano de Exequiel.

Las polémicas respecto de nepotismos no son exclusivas de nuestra época y en aquel momento y para evitar controversias, Alejandro realizó la obra ad honorem. Se basó en la arquitectura canadiense donde predomina la madera, el techo de tejuelas de alerce y el basamento de piedra.

La construcción del hotel también significó cambios en el Bariloche de ese entonces: se pavimentaron cuadras del tejido urbano, se dotó de agua potable y cloacas a la población, se edificó y urbanizó la costa del Nahuel Huapi hasta el hotel, entre otros avances.


El 9 de enero de 1938 se inauguró el Hotel Llao Llao. Ese primer proyecto contó con 132 habitaciones y departamentos de lujo, sala de té y juegos, galería comercial, restaurante para 500 personas, confitería, bar, solarium, oficina postal, telégrafo, farmacia y oficina del Banco de la Nación.

Nacía así la leyenda de uno de los hoteles argentinos más célebres. Sin embargo, luego de un año de inaugurado, un voraz incendio destruyó el hotel.

Fue en la medianoche del 26 de octubre de 1939. Nunca se descubrió el origen del fuego y circulan diferentes versiones al respecto. Desde una falla eléctrica hasta una prenda secándose cerca de una de las chimeneas.

Lo cierto es que, aunque no se reportaron víctimas -porque el hotel estaba en receso- la estructura quedó completamente dañada. Ese trágico accidente no alejó a Bustillo de su sueño.

Un año más tarde, el Llao Llao volvía ser inaugurado. Esta vez gran parte de la madera fue reemplazada por piedra para evitar futuros percances.

El hotel no tardó en convertirse en sinónimo de lujo en la Argentina y contó con miembros de la aristocracia nacional e internacional entre sus huéspedes.

Pero los tiempos y las políticas económicas cambian y con ellos, la falta de inversión y los problemas que atravesaba el país devinieron en su cierre en 1978.


Cual ave fénix y tras quince años cerrado, el Llao Llao Resort Golf Spa volvió a abrir sus puertas en 1993. Renacía el hotel que marcó una época con la majestuosidad y la elegancia que lo había caracterizado desde sus inicios.

Para llegar desde el aeropuerto hasta el Llao Llao, se bordea San Carlos de Bariloche. Como si se tratara de una avenida del mar, la ruta bordea el lago Nahuel Huapi y es inevitable no quedarse hipnotizado por la vista.

En 1934 esta zona andina era todavía virgen y despoblada. Ese año se creó el Parque Nacional Nahuel Huapi, durante la gestión de Bustillo en la Administración de Parque Nacionales.

Cerro Catedral

El Concejo municipal de Bariloche rechazó la posibilidad de llamar a referéndum para aprobar o rechazar el contrato de prórroga anticipada de la concesión del cerro Catedral, que vence en 2026 y será extendida hasta 2056, como había sido impulsado por una iniciativa popular con el apoyo de 3.500 firmas.

La prórroga fue acordada por el intendente Gustavo Gennuso y la empresa Catedral Alta Patagonia, y aprobada por el Concejo el mes pasado.

Entre otros requisitos establece que la concesionaria deberá invertir 22 millones de dólares en los próximos cinco años, y además aportar a obras públicas municipales.

La iniciativa popular fue rechazada con los siete votos del oficialismo y otro del edil de Cambiemos, y sólo cosechó el apoyo de los tres concejales del Frente Para la Victoria.

En tanto los vecinos que promovieron el recurso anticiparon que buscarán juntar las 10.000 firmas exigidas por la Carta Orgánica para obligar a la Municipalidad a convocar el referéndum vinculante. 


Fuente: Los Andes